Si no te alabas a ti mismo, nadie lo hará. Vale la pena recordar pormo familiar esta regla y aplicarla tan hábilmente como Lara Frost, quien, queriendo impresionar a un vecino guapo, hace yoga franco. Pero el cristiano calvo no se hace con un dedo, también sabe someterse a través de los gemidos de su mujer, para que el mismo día se encuentre entre los rollos del vecino.