Rachel Starr es una de esas inmobiliarias que daría un millón por ciento para conseguir un buen trato, por lo que no tiene ninguna duda de que Quinton James o Aubrey Valentine comprarán esta mansión. Pero cuando el agente de bienes raíces se mujeres cojiendo con familiares da cuenta de que los clientes están más interesados en su apariencia que en una casa impecable, queda claro que es hora de llevar a cabo un esquema triple de FFM por el bien de un contrato.